lunes, 22 de noviembre de 2010

El Cuerpo

" Pero mirar el propio cuerpo bañado de luz es un juego traicionero. Una vez estaba Agnes con su amante y se vio mientras hacían el amor unos defectos del cuerpo en los que no se había fijado durante su último encuentro (sólo se encontraba con su amante una o dos veces al año en un hotel grande y anónimo de París). No podía quitarles los ojos de encima: no veía al amante, no veía los cuerpos fornicando, sólo veía la vejez que había comenzado a roer su cuerpo. La excitación abandonó rápidamente la habitación y ella cerró los ojos y aceleró lo movimientos amorosos como si quisiera impedir que su compañero leyera sus pensamientos: decidió en ese momento que aquélla era la última vez que se reunía con él. Se sentía débil y ansiaba la cama matrimonial, junto a la cual la lámpara permanece apagada; ansiaba la cama matrimonial como un consuelo, como un callado puerto de oscuridad."

La Inmortalidad
Kundera

¿Qué es lo que impide la presencia del amante?
El Susto de la pasión desbordante ausente en la cama matrimonial. O porque simplemente somos nosotros mismos nuestros amantes que disfrutamos con ver nuestro cuerpo desnudo casi resplandeciente y eso nos hace prescindir de otra persona. Es el yugo moral que nos indica que es una acción errada, la justificación oficial. No, debe ser algo más trascendente, incluso puede deberse a la idea de fracasar también con ese "otro".
Ahí queda a la reflexión.

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