No te espero despierta

No te espero despierta
(no te espero, ¡despierta!)

Debo estar adivinando tus pasos
esos malos que te alejan de mí
Me prometiste que al cerrar mis ojos.
Soñaría feliz,
pero bastó qe despertarap
para descubrirte.

Esas últimas palabras que dijiste
En la última de las citas
Se convirtió en una verdad
No te espero despierta
Pero tampoco dormida
Ya no más.

Todo me sabe a un gran engaño:
tus palabras y tus silencios;
Tus promesas y mentiras.
Una lágrima brota en mi rostro
el trabajo de cicatrización está finalizando
Y aquí está la prueba.

No hables, no escribas
No me busques,
No hagas nada.
Para mí, ya no existes.

Poesía del cuerpo

(Hoy me siento feliz
Fue un cambio de enfoque entre falsear y decir la verdad.
Entre intentar y que lo intenten...
Sintiéndome la más bellas entre todas
la que consiguió por fin hacer evidente lo escondido).

Hoy soy hermosa
y me he vestido de flor, de ave y de fuego,
pero ahora me siento desnuda
y así, he alcanzado la belleza.

Alguien más vio en mi seudo desnudez
mi belleza verdadera.
Cuando salgo de mi casa, me asusta
que cada vez sea más explícita.
Me sonrojo y eso enternece aún más mi virtud.

No me importa si se molestan
y erróneamente me tachen de vanidosa
Esto no es ego.
Es la poesía del cuerpo.
No necesita acallarse, ni darle nomenclaturas extrañas,
está escondida involuntariamente y apenas se muestre algo de interés
se manifiesta.

(I Parte)

Ceder ¿jamás?

Ya no sé nada de tu existencia
y tú mucho menos de la mía.
Caímos voluntariamente en el olvido.
No, no me quiero engañar
yo sí quiero saber dónde estás a cada momento
y si alguien está escuchando tus sueños
Alguien que no soy yo, claro.

Quiero volver a romper el silencio
pero ya no tengo la valentía
¿dónde la dejé?
Parece que se fue cuando se cansó.

Si me animo, te aviso ¿ya?
alguna vez tendré la fuerza.
Aunque haya miedos
quizás te vuelva a ver
y cada uno de los temblores
que nos provoca volver a vernos.