martes, 22 de agosto de 2023

Entrevista Laboral

 ¿Agregaré la foto o no? ¿Incorporo la prentensión de renta? ¿Y si negocio mal? Si me hacen dibujar la persona bajo la lluvia, estoy frita. 

"Mi motivación para el trabajo es - recuerda no mencionar el sueldo en la fundamentación de la respuesta - es mi profunda vocación al servicio público y mi superioridad moral". Con eso mato, no lo había dicho antes, pero sale cada cierto tiempo en las campañas políticas de candidatos que después salen electos ¿cómo no va a funcionarme a mí también? Ahora bien, si me pregunta de qué se trata lo que dije, no tengo idea, imagino que los candidatos tampoco lo saben por eso lo ostentan tanto en sus entrevistas. 

¿Mis tres defectos? Uff, aquí ya se pone personal. No me sirvió de nada ver tantos tutoriales que sólo decían lo que no hay que decir, pero nunca lo que sí. "Los defectos los estoy trabajando con mi terapeuta", qué va a saber el profesional que me refiero a una junta mensual con mis amigas donde las conversaciones son emulsionadas con uno que otro licor por ahí. Esa respuesta resulta poco convincente y demasiado ambigua. 

Mi experiencia laboral ha estado llena de lagunas previsionales, pero he transitado en ámbitos tan variados que me siento muy identificada con Evelyn de "todo, al mismo tiempo y en el mismo lugar" (ganadora de Óscar a Mejor Película el 2023). La parte que me identifica es cuando debe justificarlo con la Supervisora de una especie de Servicio de Impuestos Internos, básicamente, porque no se puede justificar, al igual que mi CV. Yo termino usando el concepto de movilidad laboral, que me suena más técnico. Pero me gustaría explicarle que aquellos trabajos que menos tienen que ver con mi título son los que más me han enriquecido. 

¿Que si tengo preguntas? Montones. Me gustaría saber cómo se llevan los que ya trabajan ahí, si son de los que se juntan post pega para chismear. Indagar el sueldo y si hay bonos por desempeño, aguinaldos o esos incentivos que tan atrayentes me resultan, pero que pocas veces he obtenido por el tipo de trabajos que desempeño. Conocer si tengo posibilidad de ascenso o de capacitarme en el área que voy a desempeñar. Pero realmente respondo que sólo me queda la duda si llaman para avisar tanto la respuesta afirmativa como negativa. El entrevistador responde que sólo se contactan cuando es positiva, pero que puedo hacer el seguimiento de la postulación en la página web donde postulé. 

Esa última pregunta la he hecho, las otras no. Y la hago porque en estos procesos de mentalización que hago, algunos le llaman "decretar", otras simplemente la catalogan a mi personalidad "intensa". Es que basta con que yo vaya a una entrevista para imaginarme cómo será trabajar ahí, qué ropa usaré, qué transporte público me deja más cerca, entre otros aspectos que van desde la frivolidad a la gravedad en un paso. 

Nada determina más cómo realizaré el trabajo que una vez que lo haga. Ningún test, ningún resumen laboral, ninguna referencia, podrá determinar cómo será mi desempeño laboral, pero me esforzaré para que de quedar pueda dar lo mejor de mi, sin perderme en esa entrega. 

Petricor

        La sensación de estar en constantes contradicciones es parte del aprendizaje que tuve cuando entendí que la identidad era mutable. Y que día a día nos vamos transformando, cuestionando y reforzando en aspectos que para el mañana ya estará obsoleto. 

       Y aunque suene algo bastante sencillo, para una persona como yo que busca la estabilidad y las rutinas, esto puede ser confuso. Un mundo a veces demasiado indescifrable, donde los mapas y brújulas quedan desactualizados y en desuso. 

        Antes me parecía atractivo participar en política y ahora pienso que no duraría un sólo día ostentando un cargo de elección popular ni alguna asignaciónde un partido. 

       Antes anhelaba formar una familia, mal catalogada como "funcional" y cada vez más pienso que sólo era una presión social que dicta demasiado de lo que pretendo como proyecto de vida. 

        Vivir en Chile es en si misma una contradicción constante. Votar por un presidente de ultra izquierda y elegir que la constitución la redacte la ultraderecha, es solo el botón de muestra. Pasamos de la sequía a la inundación en un par de meses. Y hace replantearse el gusto al olor de tierra mojada o a la tranquilidad que transmite dormirse escuchando la lluvia en el techo. 

        Desconfías del tejado de la vivienda o del cimiento dónde está construido. Y confías en teorías conspirativas que demostrarían que esto no es algo al azar, sino una planeación de una zona de sacrificio que siempre termina afectando a personas marginadas. Confías en la místicas ideologías cercanas al horóscopo, cambios lunares y el destino, en contraposición a lo que plantea la ciencia, porque no ha sido del todo certera. 

        Desconfías de las alertas de evacuación y de la información de la prensa, prefieres ver el cielo y mediante el movimiento de las nubes pronosticar los mm de agua caída. Desconfías de la señal del arcoíris como prueba que ya no habrá acabo de mundo por inundación. Brinda una cuota de esperanza, ver redes sociales y cómo la solidaridad y el humor, hace ponerse en pie nuevamente (y nuevamente, en un bucle). 

        En momentos como estos me invade la emoción de amar mi país y, por otra parte, querer tomar el primer vuelo que salga e irme muy lejos en busca de estabilidad. Sabiendo que probablemente, eso tenga que ver con mi propio mundo interior - caótico, por lo demás - que en el exterior.