lunes, 14 de septiembre de 2015

Reconciliación

Es lo que te digo sin decirte, pero la tormenta ya pasó y la hoja está en blanco nuevamente para reescribir la historia. No necesitamos testigos, porque ellos sólo tergiversan todo, sólo yo sé lo que pasa en mis mente al verte y sólo tú sabes las preguntas exactas que antes de preguntarme ya sabes las respuestas. Es la sensación de alivio de una carga de rivalidad inventada, pero que hoy hacemos un recodo para la reconciliación, de una pelea inexistente. Hoy te vuelvo a significar en tus libertades y vuelvo a ser tu aprendiz. Es que sin dejar las manos en el arado, logramos ser cómplices, reírnos y complementarnos. No importa qué pasará luego, sólo la disposición de humildad de que si el camino tuvo baches, hoy se reconstruyen desde el respeto. Es que si volteo, sigues estando tú y si huyes sigo estando yo. Pero seguir esto no sólo porque no haya escapatoria, sino por tomar la decisión de aliarnos en vez de enemistarnos. Porque tus manos también tienen cicatrices y yo no tengo la cura a ellas, ni tú a las mías. Sólo es este recorrido común, donde hubo un paradero en que ambos estacionamos, entonces inyectémosle entusiasmo para llegar a nuestro destino. No bajo la amenaza de alguna sanción que tome la atribución de castigarnos por ir muy rápido, muy lento, sin cinturón... sino como un acto volitivo. Hoy me siento feliz al ver que es más lo que nos une que lo que nos separa.