El otro día mi vecino salió a comprar, yo iba un poco más atrás, por la prisa él dejó las llaves puestas en la reja, yo me aproximé a entregárselas, me agradeció sonriéndome. No he dejado de pensar si lo hizo con alguna intención.
Pensando y creyendo que a él le gustaban los mensajes traviesos yo decidí agujerar la muralla para poner un cuadro, a simple vista invisible, pero yo sabía que estaba ahí. Mi vecino también lo había descubierto, porque al día siguiente había una especie de cable que pasaba de su casa a la mía, por el agujero que había echo el día anterior, pero además de eso no noté nada más.
Sin entender mucho, quise deshacerme de mis pensamientos, que todo había sido casualidad simplemete, que todo volvía a la normalidad. Fue entonces que tomé valor y en una caja que tenía vacía junté todos los Pensamientos, no fue cosa fácil juntarlos, pues se escabullían traviesamente. Cuando por fin los tuve los llevé al Río para que Él también se experimentara lo que es sentirse querido por su vecino. La deposité y me fui.
Al día siguiente estaba en la puerta de mi casa, la caja con un mensaje en su exterior que decía: "Dame una oportunidad"
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