Nos conocimos hace poco y ya nos despedimos.
Y a quién culpamos ahora: la falta de comunicación, las diferencias de caracteres, el desinterés y lo poco en común. Da lo mismo ahora, tantos silencios y tan pocas sonrisas.
Pero mañana o pasado, nos veremos de nuevo, nos reconoceremos como dos personas que compartieron parte de sus intereses, miedos y disgustos mutuos. Porque hasta que no nos despidamos oficialmente, el destino se encargará de juntarnos y que cerremos o reabramos el ciclo. Conociéndonos, nos haremos los desentendidos, evadiremos este momento final porque para ninguno hay una causa tan clara. Sólo contamos con los hechos concretos y es que ya no nos hablamos.
Hubo una espera más larga en el terminal, un trayecto más extenso del bus sin ti. Sólo quería decirte que estuve cuando no llegaste. Y que en el cemento no florecen las semilllas.
No te vayas ¿¡Qué apuro de ir saliendo?! (Rubí)
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