Un gato en la noche se siente solo, hambriento y con frío. Ve una ventana abierta y cree encontrar el refugio perfecto hasta que salga el sol.
Una niña en la noche se siente cansada, adolorida y con fiebre. Abre la ventana para que se pase el dolor de cabeza. Se acuesta en su cama con fin de aliviar sus dolores y con la esperanza que al día siguiente ya no haya dolor.
Un gato intenta ingresar por la ventana, oye un grito y sale espantado corriendo.
Una niña oye un ruido extraño en su ventana y grita.
Un gato mira hacia la ventana, se ha asomado una sombra.
Una niña detrás de la cortina ve a un gato corriendo.
Un gato no ha podido encontrado una cama donde descansar y espera que llegue el día para dormir.
Una niña asustada y todavía con malestares, se ha quedado sin poder dormir.
Quién sabe quién estaba más asustado.
Y al final, ¿no andamos todos buscando un hombro donde descansar en las noches?
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